El emperador va en pelotas
Una mentira repetida por muchos se acaba convirtiendo en posverdad.
Estando mi hijo, la otra noche, un tanto aburrido le animé a coger un libro. Tras ojear la oferta casera disponible eligió el cuento de “El traje nuevo del emperador”. Mientras él leía no pude evitar una reflexión sobre el devenir de nuestras vidas en sociedad y el paralelismo con la moraleja de esa historia. Recuerden que la fábula va de unos pillos que convencen al rey para tejerle un suntuoso traje que está dotado de una particularidad: este era invisible para los estúpidos. Semejante tela no existía, por supuesto. El traje era una farsa pero nadie se atrevía a expresarlo a las claras por temor a ser etiquetado de incapaz. Me pregunto cuántas veces interpretamos el papel del rey que ha creído gozar de un don especial, invisible para la mayoría ignorante. O de aquellos súbditos que adulan la idiotez de otros hasta acabar haciéndola suya.
Vivimos inmersos en una suerte de corriente social donde cierto número de cuestiones quedan determinadas y no parece que podamos sustraernos a las mismas. Existimos en relación a los otros y eso nos proporciona un armazón que nos da fuerza. Pero esas interrelaciones, esa corriente, a la vez, nos debilitan y restan libertad. Una mentira repetida por muchos se convierte en posverdad. Un crimen avalado por la mayoría se transforma en legítima defensa. Un pensamiento aberrante, cuando sintoniza en 5G con nuestros followers, muta hacia dogma social.
Sirva esta reseña como un alegato a favor del individualismo, en pos del pensamiento divergente. Las redes sociales, la globalización o las modas esclavizantes difuminan nuestro pensamiento como una acuarela bajo el aguarrás. Mezclan colores que antes teníamos perfectamente definidos en una amalgama imposible de diferenciar. Abandonen la órbita de los tiranos que parasitan su pantalla plana. Lean, reflexionen y critiquen por sí mismos. Su salud mental lo agradecerá.El emperador iba desnudo, le habían vendido una mentira tan grande que se veía obligado a creer en su veracidad. Este cuento, escrito hoy en un portátil ultraligero, habría tenido que añadir una inmensa cola, a las puertas de la franquicia estrella, para conseguir el mismo traje de moda, la misma engañifa pasajera. El soberano iba en pelotas y todos alimentaban el fraude supino. El monarca hacía el ridículo y con él rendía la decencia su último aliento. ¿Quién le gritará que no hay paño exclusivo sino trola formidable?
Fernando Collado Rueda
Psiquiatra
Publicado en Diario de Almería el 28/07/20
- Publicado en Artículos en prensa, General
Manual del perfecto indeseable
Breviario para convertirse, cómodamente, en la despreciable persona que siempre quiso ser.
Hace unos días encontrábame yo navegando por Internet, buscando una guía que me ayudara a convertirme en un ser abyecto. Sorprendido y frustrado a la par de no encontrarla decidí elaborarla yo mismo. Les traigo pues un sintético manual de intoxicación. Al término de estas líneas habrán adquirido ustedes la oscura habilidad de corromper cuanto tengan a su alcance. Comencemos.
En primer lugar es fundamental carecer de capacidad de abstracción. Si su deseo es tergiversar de forma torticera unos hechos nada mejor que centrarse en un caso concreto obviando el contexto en el que se desarrolla.
Una segunda herramienta que deben manejar con soltura es la terquedad. Deben repetirse a si mismos y los demás un determinado mantra. Les dejo algunos de los habituales: “el jefe/profesor me odia o los X (añadan la raza, nacionalidad o colectivo que deseen) son los causantes de todas nuestras desgracias”. Elijan su lema y repítanlo machaconamente siempre que puedan. No importa que sea una absoluta mentira, ustedes difamen, que algo queda.
El tercer elemento esencial para intoxicar es carecer de autocrítica. Berreen en todo momento qué deben hacer los demás pero jamás reflexionen sobre lo pertinente de su propia conducta. Les advierto que un vistazo, por breve que sea, a su modo de proceder hará que se les caiga la cara de vergüenza. Y de lo que se trata es de lo contrario, de ridiculizar a los demás, a esos que “no son de los nuestros”.
Dejo en último lugar el más importante de todos. Deben esforzarse en tener toda la mala baba que puedan. Si están ustedes iniciados en esta disciplina es que de casa ya traen bastante mala leche. Pero claro, este manual trata de convertirle en un adalid de la injuria así que deben redoblar esfuerzos y potenciar toda la inquina que albergan en su interior.
Y es así, bajo estas cuatro premisas, como se convertirán en unos auténticos indeseables especialistas en amortajar a la veracidad bajo un sudario de calumnias. Si estas líneas les han resultado incómodas debo advertirles de que no están en la senda de la posverdad. Son buenas personas y aquí no hay sitio para ustedes. Para los demás, aquellos que se identifican con esta guía y la han disfrutado les doy la enhorabuena. También les otorgo mis maldiciones: “In nomine…” Siendo tanto líderes de una nación como meros ciudadanos corrientes están ustedes preparados para seguir haciendo del mundo un lugar peor.
Fernando Collado Rueda
Psiquiatra
Publicado de Diario de Almería el 30/06/2020
- Publicado en Artículos en prensa, General