Los fantasmas del Teatro Cervantes
Expectación, asesinatos y misterio aguardan tras las puertas del antiguo teatro.
Algunas crónicas sugieren que se construyó sobre un cementerio árabe, en el furor
modernista que buscaba actualizar una ciudad aún enclaustrada tras las murallas de la Alcazaba. El Teatro Cervantes se inauguró en 1921. La sociedad burguesa de la época disfrutaba allí de obras de teatro, zarzuelas y óperas, refinando un gusto provinciano que intentaba emparejarse al de otras capitales españolas.
Conchita Robles encabezaba el cartel aquella noche del 21 de enero de 1922. Almeriense de nacimiento había cultivado sus dotes interpretativas en Madrid. La paisana era protagonista de la obra “Santa Isabel de Ceres” donde un grupo de prostitutas desvelaban los vicios de una sociedad de mantilla y misa de ocho. Al morbo de la trama y al atractivo de la actriz local se le unía una promoción intensa. Se rumoreaba que en la representación podrían verse disparos de gran realismo.
Llegado el día del estreno el teatro estaba a rebosar. Camuflado entre la muchedumbre habría conseguido colarse al patio de butacas Carlos Verdugo. Este comandante de caballería tenía prohibida la entrada a los recintos donde actuaba Conchita. Ambos habían sido matrimonio pero el militar era un maltratador hasta el punto que la actriz, valientemente, hubo de solicitar la nulidad matrimonial.
Valiéndose de subterfugios el comandante consiguió una localidad cercana al escenario.
La primera escena resultó un éxito, el público aplaudía encandilado. El descanso le sirvió a Verdugo para alcanzar los camerinos pistola en mano. Conchita, aterrada, se escondió detrás de Manuel Aguilar, un chico de 16 años encargado de la cartelería. Su exmarido disparó sin piedad al muchacho para después continuar tirando contra la propia artista. Durante unos segundos el público creyó que la escena formaba parte de la obra. Los gritos de horror, el olor a muerte y el colofón de Verdugo al dispararse en la sien mostraron a los asistentes la verdadera naturaleza de los acontecimientos. El resultado fue aciago: Conchita murió en el acto, el chico Aguilar a las pocas horas y Verdugo salvó la vida perdiendo sólo un ojo. El asesino fue encarcelado en Chafarinas pero su rastro se pierde tras el alzamiento militar.
Hay quien asegura que, ciertas noches, una dama ataviada con pañuelo aparece en el escenario para luego desvancerse. También hay quien afirma que los carteles del viejo teatro cambian de lugar sin que nadie los toque. ¿Qué creen ustedes?
Publicado en Diario de Almería el 20/07/21
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Ibn Jatima
En memoria de almeriense más ilustre que jamás ha visto nuestra tierra.
Tenemos a Juan y Medio, Manolo Escobar o José Artés de Arcos. Alardeamos de Bisbal, Carmen de Burgos, Nicolás Salmerón y Tomatito. La lista de almerienses famosos es considerable pero habitualmente elude al más célebre de todos los tiempos.
En una época donde el “wadi” Bayyana corría tumultuoso por la estribaciones de nuestra medina surgió una figura que, aún hoy, hechiza a quienes nos acercamos a ella.
Ibn Jatima nació en Almería en 1300 expirando su ultimo aliento 69 años después. Destacó en todas las ramas del saber que quiso cultivar. Sus poemas aún son hoy declamados en la otra orilla de la Ribera (Magreb) ensalzando la trascendencia, la iluminación y a la espiritualidad. Supo combinar el estudio de la mística con la realidad mundana tejiendo hermosos versos con los que bien jugaba con poesía experimental bien pergeñaba una popular jarcha.
Conocido por su buen carácter y su facilidad para improvisar “la belleza de las bellezas de Al-Andalus” también se acercó a la filosofía y la historia, legándonos importantes obras que nos acercan a la vida almeriense de su época.
Como médico (él y yo) debo encomiar su personalidad y reivindicar su papel como el primer epidemiólogo que el mundo alumbró. En 1348 la peste negra irrumpió en Al-Andalus y el resto de Europa con una virulencia que sólo ahora somos capaces de imaginar. Siendo Almería el más importante puerto comercial del momento constituyó una notoria vía de entrada de la enfermedad. Ibn Jatima se adelantó a todos esbozando la hipótesis donde un microrganismo era el causante de la pandemia. Recomendaba aislamiento e higiene y ciertamente los pacientes que tuvieron la fortuna de recibir sus cuidados resultaron los que menos tasa de fallecimientos soportaron.Siendo Ibn Jatima un sabio con mayúsculas, un genio, cabe preguntarse por qué este nombre es, aún hoy, tan desconocido para la mayoría de almerienses. No hay calles ni plazas con su nombre. En los colegios e institutos pocos son los profesores que lo citan. El colegio de médicos de nuestra ciudad no homenajea a su miembro más honorífico. Permitimos que un tal John Snow se lleve el mérito de la fundación de la epidemiología (400 años después) sin que ninguna institución local, autonómica o estatal se “alce en armas” y defienda la memoria de nuestro vecino más ilustre. Con Ibn Jatima se torna tan certero como doloroso aquello de que “nadie es profeta en su tierra”.
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Tiempos de Garduña
Cuando la ideología se utiliza para servir a los intereses personales el resultado es perverso.
Cuentan algunas crónicas que entre las postrimerías del siglo XIV y los albores del siglo XV nació en Toledo “La Garduña”. A medio camino entre la leyenda y la historia surgió una sociedad secreta, estructurada a semejanza de algunas cofradías religiosas con la vocación última de aliviar del peso del oro a sus legítimos portadores. Desertores, prostitutas, curas expulsados, pobres arrabaleros y en general cualquier desheredado aspiraba a formar parte de este clan. Las pruebas encontradas hasta ahora sugieren que pudieron operar por gran parte del territorio nacional extendiendo su influencia incluso al sur de Italia. Los más aventurados alcanzan a afirmar que la actuales Mafia o Camorra son herederas de la patria Garduña.
Dejando a un lado la curiosidad histórica, que solo avanzo por si ustedes desean profundizar, cabe señalar que este grupo impregnaba sus actuaciones con un halo de profundas convicciones religiosas. Musulmanes y judíos adinerados eran el objetivo principal de sus filibusteros asaltos. No obstante tampoco era infrecuente que si un cristiano contaba con áureo patrimonio acabara recibiendo la visita de estos “garantes de la fe”. Era seguro que el buen cristiano no lo habría sido tanto y algún devaneo hereje acababa justificando el robo y posterior asesinato. La ideología puesta al servicio de los intereses personales. ¿Les resulta familiar, verdad?
Los tiempos que corren no son diferentes a los que ya fueron. Nada nuevo bajo el sol, que reza el Eclesiastés. Interesante y pragmática lectura bíblica, por cierto. Desde siempre han existido sinvergüenzas que han sabido manipular a otros con el fin de obtener pingües beneficios.
El modus operandi siempre es el mismo. El listo en cuestión se rodea de sus fieles más incondicionales. Elaboran un corpus teórico con el que ganar adeptos a la causa. Una especie de decálogo propagandístico que vender a otros que siempre son más idiotas o tienen más hambre. Tenemos muchos ejemplos recientes: “España nos roba”; “los extranjeros nos quitan puestos de trabajo y se llevan nuestras ayudas” o el último “nos roban los votos”. Da igual. Siempre habrá espabilados que vociferen estupideces buscando su propio beneficio. Siempre existirán lerdos que se crean las soflamas y actúen en consecuencia. Y también quedarán sensatos que denuncien las injusticias y actúen con respeto y honor. Que cada cual elija dónde colocarse.
Fernando Collado Rueda
Publicado en Diario de Almeria el 10/11/20
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Ida y vuelta
Si alguna vez te has preguntado “cómo he llegado hasta aquí” olvida las propias respuestas que te has dado.
Afuera está muy oscuro, demasiado lúgubre; no puedo dormir. Cierro los ojos con fuerza y sin saber cómo me precipito al abismo que forjan un lóbulo y otro de mi cerebro. En el fondo, anunciado con luces led hay un cartel. “Según se llega al infierno tuerza a mano derecha”. Mientras me acerco resuena una música con fuerza. Al cansino ritmo de un raeggeton alguien repite “como un lobo voy detrás de ti”. El barman saluda con un dedo en alto. Rubio, gordo y de flequillo imposible sirve copas de odio a quien las quiera tomar. Gana la banca, invita la casa. Pierde siempre el que las paga.
Al pinchadiscos no se le distingue bien pero el tipo me recuerda a Miguel Bosé.
En una barra americana se contonea un Cupido lascivo. Ha cambiado la venda en los ojos por una mordaza en la boca. No usa ya flechas ni arco; alguien me grita al oído que con Tinder tiene contrato. Maldigo en alto a ese Eros de pacotilla, prendado de Youtube, pero él pasa de todo, se hace selfies que sube a la nube. En el centro de la pista unos soldados con mucha plata y poco aplomo juegan a la guerra. Pero son de los que al oír el primer tiro se darán el piro.
Me alejo del enjambre de moscas, de esas que disfrutan igual de la miel que de la hiel. El ruido cesa y el frío aumenta. El esperpento da paso a la entrada de una caverna donde un monstruo de tres cabezas me invita a pasar. Una ordena, la otra seduce, la tercera condena. Me empujan con violencia hasta el borde de la laguna Estigia. La ballena y Ahab agonizan en su orilla. Un Caronte con dientes blanqueados me invita a su yate: “no se preocupe si no tiene el óbolo, hoy aquí se fía”.
¿Cómo he llegado hasta aquí, me pregunto? Detrás de un infierno, viene otro.
“A menos que te hayas aprendido el camino de vuelta”. Me giro y un ciempiés que fuma en pipa me susurra: “tu primero, luego yo después”. Camino firme desandando mis pasos. Alicia me espera, dando la espalda al perro tripartito. Besa mi frente, bordada de vida y muerte. A una palmada suya el cancerbero se tumba manso.
Atravieso el lugar donde la música retumbaba. La pista está vacía, el cartel apagado. Abro los ojos. Afuera está muy oscuro, demasiado frío. Pero algo ha cambiado. No hay miedo, si no luz. La luz de todos aquellos que cenan con el diablo y vuelven para cantarlo. Siempre que hay una ida se puede encontrar la vuelta. Cierro los ojos y duermo tranquilo. Da igual todo; soy yo, por fin.
Fernando Collado Rueda
Publicado en Diario de Almería el 20/10/20
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