Temperamento, carácter y personalidad.
¿Qué diferencia existe realmente entre estos tres conceptos?
Es un hecho: igual que cada verano estamos obligados a soportar los rigores de la canícula así nos azotan los medios de comunicación, periódicamente, con descripciones baratas sobre los rasgos de personalidad que tienen determinados individuos que pasean por el candelero del momento. Con tanta desinformación pública se me ocurre que pudiera resultar interesante aclarar algunos conceptos y en alguna otra columna profundizar sobre nuestros rasgos de personalidad y los de la gente con la que nos relacionamos.
¿Cómo se definiría usted como persona? ¿Qué rasgos destacan de su carácter? ¿A qué nos referimos cuando decimos de alguien “que tiene temperamento”? Estas preguntas son sencillas de formular pero no tanto de responder.
El término personalidad procede del vocablo latino “persona”. Esta hacía referencia, originariamente, a la máscara que usaban los actores en el teatro clásico. En un principio el término “persona” sugería la pretensión de adquirir unos rasgos diferentes del individuo que se hallaba tras la máscara. Con el devenir del tiempo el término “persona” perdió la connotación de pretensión y se adecuó a significar no la apariencia sino a la persona real y sus singularidades intrínsecas. La evolución final del término personalidad se sumerge en el mundo interno, pocas veces iluminado, con la intención de recoger tanto la realidad externa del individuo como los rasgos más ocultos. Hoy día nos referimos, por tanto, a la personalidad como a la constelación completa de particularidades psicológicas que se expresan en todas las áreas de nuestra vida.
La personalidad suele confundirse con dos términos relacionados con ella: carácter y temperamento. El carácter alude a las características adquiridas durante nuestro crecimiento y lleva asociado un elevado grado de conformidad con las normas sociales. El carácter se refiere a nuestra naturaleza animal civilizada. El temperamento, por el contrario, no recoge la siembra de la socialización sino que enraíza en una disposición biológica básica hacia ciertos comportamientos. Es el sustrato genético de la conducta y puede observarse en el estado de ánimo predominante o la intensidad con que se expresa la emotividad.
Vemos entonces como estas tres dimensiones que en la práctica se confunden no son, ni por asomo, sinónimos. Cabría resumir que el temperamento se hereda, el carácter se construye y la personalidad se conquista.
Publicado en Diario de Almería el 11/05/21
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Lo que aprendí de Stalingrado
A veces uno está tranquilo, en sus cosas, y aparece un perverso dispuesto a bombardearte.
El verano de 1942 supuso un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial. Un Hitler invicto, aliado con sus socios del Eje, volvió su mirada hacia oriente alcanzando a ver los vastos campos petrolíferos del Cáucaso. Cuentan que, además de recursos energéticos esenciales, buscaba aniquilar una ciudad que, desde 1925, llevaba el nombre del líder de la Unión Soviética, Lenin. El movimiento estratégico también era evidente. Una vez controlada la zona los soviéticos se quedarían si acceso al mar Negro, al mar Caspio y al Cáucaso.
Así las cosas los alemanes lanzaron su habitual andanada de bombas hasta reducir a polvo gran parte de la ciudad. Tras esto se inició la invasión terrestre. Sin embargo, unos teutones confiados, se toparon con la sorpresa de que los soviéticos organizaron una dura resistencia. Cazadores de la estepa convertidos en francotiradores abatían a sus presas favoritas, los oficiales germanos. Miles de soldados voluntarios se lanzaban diariamente contra las tropas del Eje. Y así, calle a calle, bala a bala, el verano dio paso a un otoño fugaz y este a un duro invierno. Tras meses de agónica lucha los alemanes se vieron rodeados, hambrientos y ateridos de frío. El final de esta historia lo conocen, por supuesto. Por primera vez en la guerra los nazis perdieron la iniciativa y se vieron obligados a luchar a la defensiva hasta la derrota final.
Si hoy traigo este capítulo de la historia es por lo mucho que me recuerda a la vida real. Hay ciertas ocasiones en las que uno está tan tranquilo, en sus cosas y viene un estúpido a ponerlo todo patas arriba. A veces el estulto sólo viene a molestar, como esos mosquitos que te pueden dar la noche. Pero otras, el tipejo o tipeja, quiere hacer verdadero daño. En el primer caso basta sólo con usar un poco de matamoscas pero en el segundo hay que pensar bien la estrategia y dejar a los agresores desarbolados. Los rusos combinaron la valentía con un control de los tiempos. Primero atacaron masivamente, después dispararon a hurtadillas y finalmente dejaron hacer al frío y el hambre. Considero que este pasaje encierra un mensaje contundente para nuestra salud mental. Huyan de la indefensión aprendida, luchen por su honorabilidad. Es bueno que la gentuza malintencionada sepa que donde las dan las toman. Y una vez vuelvan las cosas a su sitio sigan en sus asuntos, sin rencores; el miserable no merece otra cosa que olvido.
Publicado en Diario de Almería el 05/05/21
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De orilla a orilla
En defensa del árabe como lengua de la Escuela Oficial de Idiomas de El Ejido.
Existen tan solo seis ciudades en el mundo cuyo territorio se encuentra en dos continentes. Almería es una de ellas. Alborán, isla adscrita al barrio de Pescadería, se encuentra en plena plataforma continental africana. En días despejados, desde las cimas más altas de nuestras montañas podemos vislumbrar las del país vecino, Marruecos. Y no digamos desde determinados puntos de nuestra comunidad, como Tarifa, donde a simple vista apreciamos cuando Tánger, la puerta de África, se despereza al alba o enciende sus luces al decaer el sol.
El periodo andalusí legó a nuestra lengua más de 4000 vocablos; muchos de nuestros monumentos más bellos corresponden a esa época. Sólo en Andalucía convivimos con más de 150000 vecinos de origen magrebí. Por nuestros puertos transitan anualmente más de tres millones de personas que viajan a un lado u otro de “la Ribera” tal y como llamaban nuestros antepasados a la playa allende el mar.
En una época en que todos miramos hacia Europa no debemos caer en el error de olvidar los lazos geográficos, históricos y vitales que nos entroncan con los países árabes, un mundo que se despliega a sólo una mirada de distancia.
Permítanme una pequeña revelación. Desde hace un tiempo disfruto de una vocación que me enamora cada día más. El estudio del árabe desvela las fuentes donde mis ancestros bebieron. Este idioma me abre nuevas posibilidades a la par que me acerca a una cultura que, paulatinamente, derriba un prejuicio tras otro. La lengua árabe me ayuda a entender mejor el mundo en el que vivo.
Por ello contemplo pesaroso como en El Ejido, cuna de una auténtica alianza de culturas, mis compañeros de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) no podrán disfrutar del mismo derecho que gozamos en Almería. Una decisión precipitada ha cercenado a la comarca del Poniente la oportunidad de abrirse nuevos caminos escudriñando viejos mapas. Si este error no se corrige la lengua árabe dejará de estudiarse en su Escuela el próximo curso. Desde esta columna rindo todo mi apoyo al colectivo de estudiantes, profesores, arabistas y ciudadanos que, en bloque, defendemos la permanencia de este idioma en la EOI de El Ejido. Porque el inglés, el francés o el alemán abren puertas, sí. Pero el árabe, además, nos vincula a lo que somos, a lo que fuimos. Este idioma nos acerca a nuestros vecinos y refuerza el puente que, entre una y otra orilla de nuestro mar, ha existido siempre.
Publicado en Diario de Almería el 27/04/21
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Epilogo (preocupaciones existenciales)
No existe nada más terapéutico que vernos, conocernos y reconocernos a nosotros mismos.
Los cinco artículos que preceden a este han servido para exponer, de forma breve, las preocupaciones profundamente arraigadas en la existencia del ser humano. Por una cuestión didáctica ha sido necesario tratar de forma separada estas angustias aunque es preciso destacar que, en nuestro devenir diario, todas ellas se mezclan inextricablemente representando una parte sustancial de nuestros conflictos emocionales más soterrados. Los fenómenos psíquicos tales como la voluntad, la libertad, la toma de responsabilidades, la inapelable sentencia de muerte que se cierne sobre todos y la sensación de estar carentes de un sentido vital resultan en numerosos casos los ingredientes fundamentales de una formidable “empanada mental”.
Con todo, cabe advertir que este paradigma no surge para dar respuesta a toda dificultad emocional que suframos a lo largo de nuestra vida. Pero sí aporta la novedad de fusionar diferentes perspectivas existenciales de, no solo psiquiatras y psicólogos, sino también de filósofos, poetas, escritores y otros artistas. Aproximaciones diferentes y complementarias, a la sazón, de las consecuencias dolorosas y redentoras de la batalla, cuasi diaria, que libramos con las preocupaciones esenciales.
Esta serie de artículos tampoco pretende convertirnos en perseguidores implacables de nuestras propias emociones. No se trata de diseccionar nuestro comportamiento ni de analizarlo persistentemente. Este comportamiento no es natural ni sano. Sí he buscado, lo confieso, robar unos granos de sus relojes de arena a fin de facilitar alguna herramienta que nos permita un mayor grado de introspección. Nadie duda que con quién más tiempo pasamos es con nosotros mismos, nuestros pensamientos y nuestras incertidumbres. El material aportado ambiciona abonar un campo donde sembrar autoconsciencia. Tener presente cuáles son las agresiones básicas que vivencia un ser humano y cómo se defiende de ellas (con mejor o peor resultado) representa una poderosa arma contra la indefensión existencial. Representa un pasito más que nos ayuda a materializar la vieja recomendación del Templo de Apolo, en Delfos: “conócete a ti mismo”.
Y es que no existe nada más auténtico y balsámico que vernos, conocernos y reconocernos a nosotros mismos. Tenemos una misión común: dejar un mundo mejor del que nos lo encontramos. Y no hay forma de hacerlo sin antes hallar la paz con nuestro Yo interior.
Publicado en Diario de Almería el 21/04/21
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